Nueva York. La Gran Manzana. Un hombre ataca a una mujer. Un indigente guatemalteco ve todo e intenta impedir el ataque. Consecuencia, es apuñalado y aún así, sale corriendo detrás del agresor, pero pasados unos metros, Hugo Alfredo se desploma en plena calle, desangrándose.
Unas veiticinco personas pasan a su lado, ven la sangre y no le dan la más mínima importancia. El héroe de treinta y un años muere desangrado en la calle por culpa de su buena voluntad, y yo me digo que cada vez siento más vergüenza por la humanidad del ser humano.
miércoles, 28 de abril de 2010
lunes, 26 de abril de 2010
Surrealismo IV
Sin salir de la sala se ponen el disfraz y salen sin ser vistos... súbitamente sartas de sonrisas sigilosas y silbantes...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)